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¿Cómo formamos a quienes formaran a los futuros ciudadanos argentinos?

Algunas reflexiones sobre la reflexión docente en Argentina

Por Sonia Jimena Venturelli

Desde la sanción de la Ley Nacional de Educación se reconoce a la educación como derecho que el Estado debe garantizar a todos los niños y adolescentes que atraviesen la educación obligatoria. A partir de este momento, los Diseños Curriculares de todos los niveles, los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios y las diversas resoluciones del Consejo Federal de Educación apuestan a que la escuela garantice la formación ciudadana para la inserción de nuestros niños, niñas y jóvenes en una sociedad democrática como sujetos de derechos, activos y respetuosos del disenso.

Por otro lado asistimos a un momento en donde, en el cotidiano de las instituciones educativas, las demandas sobre la escuela cada día crecen sin parar. Como lo escribí en otro lado, se espera que las instituciones educativas (lease sus docentes) puedan responden a un sin fin de problemáticas sociales y culturales que van desde convivencia y prevención de la violencia, educación nutricional, ambiental, educación sexual integral, entre otros. (Venturelli: 2022)1 A esto debemos sumar los efectos negativos de la pandemia vinculado a la desestructuración de muchas de las trayectorias escolares y la continua fragmentación del tejido social. A su vez, las pruebas estandarizadas ponen sobre los hombros de los docentes la necesidad de garantizar que sus alumnos adquieran competencias y conocimientos que les permitan completar un cuestionario de opción múltiple en soledad y en un tiempo determinado. En este contexto, aparece en la agenda pública y mediática una demanda cada vez mas sostenida para que la escuela garantice conocimientos mínimos para la inserción ciudadana de nuestros jóvenes.

Ante este cuadro de situación, que confieso a veces me estresa de sobremanera, la pregunta que vale es la siguiente: ¿Cómo debe estar formado el docente que salga de los Institutos de Formación Docente? O dicho en otras palabras ¿Qué conocimientos y destrezas mínimas debe tener un docente que sea capaz de formar esos ciudadanos que

 
   

 

1 Venturelli, S. (2022). La Escuela como Encantamiento Patronus. Gloria y Loor. Disponible en https://www.gloriayloor.com/autoria/jimena-venturelli/

 

necesitamos para la participación activa en una sociedad competente? Quisiera aclarar que esto no se trata de una receta ni mucho menos, sino un primer aporte para reflexionar entre colegas.

Los institutos de formación docente como centros de innovación pedagógica

 

En este punto me gustaría traer a colación los aportes de Ines Aguerrondo y Paula Pogré quienes resaltan que los institutos de formación docentes deben convertirse fundamentalmente en centros de innovación pedagógica. Es decir centros donde se reflexione sobre los modos de aprender y de enseñar, centros donde diferentes actores puedan realizar experiencias diversas que les permitan mejorar permanentemente sus propias propuestas de enseñanza y usarlas como disparadoras de nuevos desafíos. En este sentido, las propias autoras señalan que las reformas que se puedan plantear desde la política pública deben orientarse hacia una educación que produzca gente que piensa, que puede hacer cosas, que sea creativa, que sea capaz de trabajar en equipo y pueda aprender permanentemente (Aguerrondo & Pogré: 2001. Pp. 15-27)

Sin lugar a dudas la situación actual nos lleva a pensar que este es el tipo de docente que necesitamos en nuestras escuelas. A su vez, no podemos dejar de mencionar que aquellos que egresen de los Institutos de Formación Docente deben ser profesionales sumamente idóneos, con una sólida formación disciplinar, pedagógica y didáctica. Un centro de innovación pedagógica y/o una buena escuela solo puede ser posible con profesionales sólidamente formados en el campo científico que correspondan a cada uno de los espacios curriculares que manejará y, claro esta, en las últimas novedades del campo pedagógico y didáctico. Un docente con un diploma de egreso, pero que por diversas circunstancias, no cumpla con otras condiciones no será capaz ni de innovar, ni de ofrecer a sus estudiantes propuestas de enseñanza creativas, ni siquiera de trabajar en equipo.

En sintonía con lo que mencioné antes, me parece importante reflexionar sobre que posicionamiento disciplinar y pedagógico tenemos sobre el concepto de ciudadanía, dicho en otras palabras buscamos reflexionar sobre qué ciudadano queremos formar. En este punto resulta interesante tener en cuenta que la construcción de este concepto debe pensarse históricamente. Siguiendo los aportes de Jara y Funes hay tres grandes momentos en su

 

historicidad: a) La Antigua Grecia (ciudadano político) centrado en el ejercicio de una democracia directa, aunque excluyente. b) Roma (ciudadano jurídico) donde se inicia un período lento de configuración de ciudadanos de derechos que actúa bajo la ley y exige proyección de la ley a lo largo y ancho de todo el Imperio. c) Los Estados Modernos en donde, en sintonía con la expansión del sistema capitalista, surge un ciudadano de derechos “sujeto” a normas, deberes y obligaciones. (Jara & Funes: 2014. Pp. 22-23)

En el contexto actual, donde la escuela atraviesa los desafíos que describíamos antes, es fundamental tener en cuenta estas reflexiones si nos propones formar ciudadanos críticos y respetuosos del disenso para la inserción y participación ciudadana. Nos referimos a ciudadanos conscientes de sus deberes y obligaciones, que actúen bajo el imperio de la ley typreparados para la participación política en todas sus formas posibles. En este marco, creo que la formación docente debe garantizar el egreso de docentes reflexivos, capaces de pensar que sujeto pedagógico tienen al frente y abordar propuestas de enseñanza disciplinares y transdiciplinares que puedan atravesar los siguientes ejes: Derechos Humanos, Educación sexual Integral y Ciudadanía digital.

Eje 1: Derechos Humanos

 

Precisamente, desde la sanción de la ley de Educación Nacional la enseña de Historia Reciente, Memoria y Derechos Humanos ha ingresado en los Diseños Curriculares y demás documentos oficiales. En este punto creemos que la formación de nuestros futuros docentes debe ser lo suficientemente sólida para diseñar, defender e implementar experiencias y proyectos didácticos que posibiliten la inserción ciudadana de nuestros niños y adolescentes. Aunque no es el momento para profundizar en estos tópicos, entendemos que un buen docente de nivel inicial, primaria y secundaria debe ser capaz de trabajar los conceptos de Genocidio y Terrorismo de estado para pensar la década del 70 en Argentina, pero también debe incluir una perspectiva crítica del accionar de las organizaciones armadas revolucionarias. La escuela tiene la obligación de generar confianza en las instituciones del estado de derecho y debe poder comunicar que los conflictos sociales se resuelven siempre bajo el imperio de la ley.

 

En este punto debemos resaltar que la situación actual es, en cierta medida, muy delicada. Asistimos a un momento de emergencia de movimientos fascistas y neofascistas y/o de derecha que pretender disputar la construcción del sentido común y discutir ciertos consensos que, como sociedad, creíamos saldados; a saber: respeto irrestrictico a los Derechos Humanos, condena a cualquier tipo de violencia que implique su violación, la democracia como valor fundamental en toda sociedad, etc2. En este punto un docente debe ser capaz de realizar buenos diagnósticos de su grupo de alumnos, de los contenidos escánciales que pretenda abordar para decidir acertadamente el quehacer para la situación o problema que pueda surgir en el aula. Siguiendo a Funes, entendemos que esto se logra con una solida formación pedagógica, aunque también creo que disciplinar para lograr articular la enseñanza con la realidad social. (Funes: 2014. Pp. 214-215) Un docente debe estar lo más preparado posible para responder las inquietudes de las familias y estudiantes no solo haciendo referencia concreta y concienzuda a la legislación vigente, sino reivindicando su rol adulto y de referencia en el campo del saber pedagógico y académico.

Eje 2. Educación y TIC

 

Como es conocido por todos, en la actualidad asistimos a lo que muchos denominan sociedad del conocimiento. Transformaciones vertiginosas en el sistema capitalista que modifican las características del mercado laboral, nuestras prácticas de consumo, nuestra forma de acceder a la información, entre otras. En este contexto las TIC tiene un rol e importancia de que no podemos eludir. (Tunnermann Bernheim & De Souza Chaui: 2003) Estas transformaciones ingresan a la escuela y generan en los docentes la necesidad de una reflexión pedagógica y continúa que se vio acelerada por la pandemia y las instancias de educación remota e híbrida a las que nos vimos impulsados desde el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio.

A este cuadro de situación debemos sumarle que si nuestra obligación es la formación para la inserción ciudadana de nuestros jóvenes necesitamos docentes que sean conscientes de estos cambios y, además de generar propuestas innovadoras que incluyan el trabajo con TIC, también deben ofrecer herramientas que permitan analizar estas transformaciones con

 
   

 

2 Acá hemos tenido en cuenta los aportes de Pablo Stefanoni (2021). En su libro ¿Por qué la rebeldía se volvió de derecha?

 

sentido crítico con conciencia de los desafíos que pueden representar en la construcción del conocimiento, pero también para el sistema democrático. Así debemos tener en cuenta los efectos tanto positivos y negativos que han tenido las redes sociales, viralizaciones de noticas, fakes news, etc3.

Ante eso el docente debe estar formado en estos aspectos (necesarios e imprescindibles para trabajar proyectos transversales), pero siempre de la mano de la sólida formación disciplinar de la que hablamos al comienzo. Además no debemos dejar lado las implicancias que puede acarrear la temprana exposición de nuestros niños a la tecnología y redes sociales para su proceso de alfabetización y escolarización en los primeros años.

Eje 3: Educación Sexual Integral

 

Desde 2012 la Ley de Educación Sexual Integral establece que todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a recibir educación sexual integral, científica y laica. Desde ese punto los docentes enfrentamos el desafío de garantizar ese derecho a nuestros alumnos y alumnas.

La ley también establece un fuerte desafío para la formación docente, pues el cumplimiento de esta norma implica la necesidad de contar con docentes lo suficiente formados para garantizar este derecho. Por lo tanto, los Institutos de Formación Docente y las universidad deben formar docentes listos para un abordaje transversal que supere los espacios curriculares, lo cual requiere una sólida formación en los distintos aspectos que la normativa contempla, capacidad de generar proyectos situados acordes a las demandas de la institución y capacidad de dar respuesta a los emergentes que aparezcan en el grupo de alumnos y en la comunidad educativa. Para que un docente pueda generar este tipo de proyectos y propuestas pedagógicas, que contemplen los cinco pilares de la ESI, también debe sostenerse en los conceptos disciplinares que se trabajan en la ley, pero también en cada uno de los campos disciplinares para generar propuestas transversales4.

 

 
   

 

3 Para esto recomendamos el trabajo de Ernesto Calvo y Natalia Argurete (2020). Fake news, Trolls y Otros Encantos. Editorial Siglo XXI

4 Siguiendo los Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral, entendemos que los ejes de la ESI: Reconocer la perspectiva de género, respetar la diversidad, valorar la afectividad, ejercer nuestros derechos y cuidar el cuerpo.

 

En síntesis la formación en ESI para los futuros docentes debe ser integral y permanente, pues es la única manera de logar que sean capaces de responder a todas las demanda que se nos plantean.

A modo de reflexión final.

 

Para finalizar me gustaría resaltar que, sin lugar a dudas, la escuela en todos sus niveles experimenta un sin números de demandas y enfrenta problemáticas vinculados a malas condiciones de trabajo para los docentes y salarios por debajo de la línea de pobreza.

Estas problemáticas repercuten en el nivel superior y nos obligan a pensar cómo debe ser ese profesional que egrese de nuestros Institutos de Formación Docente. Creo que el camino debe ser en el la jerarquización de la profesión docente lo que implica su sólida formación pedagógica y didáctica, pero sin olvidar la formación disciplinar que considero esencial para responder a las demandas actuales. Es la única alternativa que nos queda para actuar en un mundo caótico y, en la mayoría de los casos, sumamente cambiante y carente de cualquier garantía y certeza.

Referencias bibliográficas y documentales

 

Calvo, E, & Aruguete, N. (2020). Fake news, trolls y otros encantos. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Funes, A. (2014). Formación docente en ciencias sociales e historia. En. Funes, G. (comp.). (2014).

Enseñanza de la historia reciente. Buenos Aires: Noveduc. Pp. 207-219

 

Jara, M. & Funes, A. (2014). Democracia y ciudadanía en la enseñanza de la historia. En. Funes,

  1. (comp.). (2014). Enseñanza de la historia reciente. Buenos Aires: Noveduc. Pp. 11-44.

 

Stefanoni, P. (2021). ¿Por qué la rebeldía se volvió de derecha?. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Venturelli, S. (2022). La Escuela como Encantamiento Patronus. Gloria y Loor. Disponible en https://www.gloriayloor.com/autoria/jimena-venturelli/

 

Presidencia de la Nación. Ministerio de Educación de la Nación. (2012). Educación sexual integral para la educación secundaria II. Serie cuadernos de ESI. Buenos Aires.